HABÍA UNA VEZ.
Un apuesto joven
llama a la puerta y le pide que se calce la más hermosa de las zapatillas. En
cuanto observa que ésta se ajusta
al pie
perfectamente, la toma del brazo al mismo tiempo que le dice: —Queda usted
arrestada, esta zapatilla fue hallada en la escena del crimen
.Javier Quiroga G